En una sociedad donde las expectativas profesionales a menudo están predefinidas, muchos de nosotros nos encontramos siguiendo caminos que, aunque respetables, no siempre nos proporcionan una verdadera sensación de satisfacción. Encontrar ese propósito que une pasión, vocación, misión y profesión es lo que los japoneses llaman ikigai. Este concepto nos ofrece valiosas lecciones para alinear nuestro crecimiento personal y profesional, llevándonos a una vida más plena y significativa.
¿Qué es el Ikigai?
El ikigai puede entenderse como «aquello que da sentido a la vida» o «la razón de ser». Es un concepto profundo que aboga por encontrar un equilibrio entre lo que amas, lo que el mundo necesita, lo que puedes hacer bien y lo que puede darte sustento. En la vida profesional, este concepto se traduce en el intento constante de buscar no solo el éxito financiero o la estabilidad laboral, sino algo que también nos llene de sentido.
Durante muchos años, como muchos otros, crecí bajo la idea de que los roles tradicionales —como la programación o la ingeniería— eran el camino natural al éxito. Aunque cumplía con los requisitos y me desempeñaba bien en estos campos, siempre sentía que algo faltaba. Era como si las piezas de mi vida profesional no terminaran de encajar. Entonces, en un momento crucial, conocí la filosofía del ikigai durante mi formación en un MBA, y fue ahí cuando empecé a comprender por qué siempre había sentido la necesidad de cambiar de trabajo y de rol, buscando algo más.
El Ikigai Como Guía para la Evolución Profesional
La belleza del ikigai radica en su flexibilidad y en cómo reconoce que no todos seguimos un camino lineal en la vida. De hecho, la evolución personal y profesional a menudo requiere adaptabilidad y apertura al cambio. Muchas veces nos forzamos a seguir un camino solo porque encaja con lo que la sociedad considera adecuado o respetable, pero si no hay pasión ni sentido en lo que hacemos, el cansancio y el vacío empiezan a instalarse.
Mi propio viaje es un ejemplo de cómo el ikigai puede funcionar como guía en la vida laboral. Durante años, salté de una industria a otra, probando roles que parecían ofrecer lo que necesitaba en ese momento. Empecé desde cero en muchos de esos trabajos de programación, pero con una determinación profunda que me empujaba a buscar algo en lo que realmente pudiera sentirme útil y realizado. Este proceso de reinvención constante es lo que, a su manera, también representa el ikigai: una búsqueda continua por encontrar ese propósito que dé coherencia y sentido a nuestras acciones.
Encontrar tu Ikigai: Adaptabilidad y Reinventarse
El concepto de ikigai también nos enseña la importancia de la adaptabilidad. No siempre descubrimos nuestro propósito de manera inmediata. A veces, es necesario probar distintos caminos y, en algunos casos, empezar de nuevo. Esa es una lección que aprendí a lo largo de los años: lo que parecía ser una serie de pasos desconectados en mi carrera era en realidad un proceso de descubrimiento. Cada experiencia laboral, desde la programación hasta el marketing, fue una pieza clave en mi búsqueda de algo que pudiera alinear mis intereses personales con una misión más profunda.
Ahora, después de muchos años de cambios, he llegado a un lugar donde mis habilidades en business intelligence y marketing me permiten unir aquello que amo con lo que puedo hacer bien y lo que el mundo necesita. Mi ikigai no surgió de la noche a la mañana; fue el resultado de una serie de decisiones que, en su momento, no parecían tener mucho en común. Pero como bien enseña la filosofía del ikigai, no se trata de encontrar una respuesta rápida, sino de mantenerse en el camino y aceptar el proceso de cambio como parte del viaje.
La Narrativa Profesional y el Ikigai
El ikigai también se relaciona con cómo estructuramos nuestra narrativa profesional. A menudo, nuestras historias laborales pueden parecer dispersas o incoherentes, pero cuando entendemos que cada paso en nuestra carrera está guiado por la búsqueda de ese propósito, nuestra narrativa se transforma en una línea coherente.
En mi caso, descubrí que, aunque mis roles en programación, administración y marketing parecían desconectados, en realidad todos compartían algo: la búsqueda de un lugar donde pudiera sentirme verdaderamente útil y apasionado por lo que hacía. Esa fue mi constante. Al integrar el concepto del ikigai, comprendí que no necesitaba una carrera lineal para encontrar satisfacción; necesitaba una carrera que uniera todas las piezas de lo que soy y lo que quiero aportar al mundo.
Lecciones del Ikigai para el Crecimiento Personal y Profesional
El ikigai no solo es un concepto teórico; tiene aplicaciones muy prácticas en nuestra vida cotidiana y laboral. A medida que continuamos buscando nuestro lugar en el mundo, aquí hay algunas lecciones clave que el ikigai puede enseñarnos para el crecimiento personal y profesional:
- Sé flexible: No siempre sabrás cuál es tu propósito desde el principio. Está bien explorar diferentes caminos y cambiar de dirección si es necesario.
- Escucha tus pasiones: Lo que amas hacer es una pieza fundamental del ikigai. Sin pasión, es difícil mantener la motivación a largo plazo.
- Reconoce tus habilidades: El ikigai también se basa en lo que haces bien. Identificar tus fortalezas te ayudará a encontrar un lugar donde puedas aportar valor.
- Encuentra lo que el mundo necesita: El ikigai no es solo personal; también involucra un componente social. Tu trabajo debe tener un impacto positivo en los demás para que sea verdaderamente significativo.
- No tengas miedo de reinventarte: La vida no sigue un guion fijo, y está bien cambiar de dirección si sientes que no estás viviendo de acuerdo a tu ikigai.